martes, 9 de septiembre de 2014

pequeños cambios



  Decidirse a hacer un cambio drástico en la vida siempre cuesta, aunque estemos absolutamente convencidos de que es un bien para nosotros y/o para los demás.
Por eso, yo creo que es mejor ir proponiéndose pequeñas metas.

  Hace unos 6 años dejé las carnes rojas y todo lo que derivara de éstas, lo hice por mi bien, tengo el colesterol alto por herencia familiar y es un deber cuidarme.
  Un par de años después fueron los lácteos, con numerosas recaídas (sobre todo de la índole chocolate-manjar) y hace más de seis meses eliminé las otras carnes y empecé a privilegiar los alimentos crudos por sobre los cocidos (frutas, verduras, semillas, frutos secos y germinados).
  Siempre hay que estar abierto a hacer pequeñas excepciones y no ser tan estrictos en estos procesos.

  No me parece que haya que estresarse con los cambios alimenticios, si son para bien, y de a poco vamos viendo como nuestro cuerpo responde favorablemente, podemos partir por pequeños detalles… Los invito a elegir alguno (o varios), y proponérselo como meta durante un mes o dos meses, y luego de a poco ir agregando otros.

-     Hacer ejercicio. Una caminata de treinta minutos diarios nos ayudará para comenzar el día con otra disposición, con el cuerpo más liviano y la mente más despejada. Es el momento para estar en silencio, poner en orden nuestras ideas y tomarnos un tiempo para respirar conscientemente.
-     Tomar mucha agua purificada, para hidratar y desintoxicar constantemente nuestro cuerpo. Evitar las bebidas y jugos envasados, llenos de colorantes, endulzantes y saborizantes, que sólo vienen a interrumpir el normal funcionamiento de nuestro cuerpo.
-     Cambiar el azúcar por endulzantes de origen natural, como el jarabe de agave, jarabe de yacón o la miel. Yo, en general, no endulzo las agüitas calientes ni los jugos, pero en las preparaciones crudiveganas dulces prefiero el jarabe de agave o yacón, ya que el sabor de la miel es muy protagonista.
-     Tratar de optar por las verduras y frutas en su estado más natural, maduras, ojalá de temporada y sin cocer. Es decir, tal y como la naturaleza nos entrega los alimentos.
-     Empezar el día con una vaso de agua limpia y tibia, con el jugo de medio limón recién exprimido. Esto nos ayudará a limpiar el organismo y dejarlo a punto para comenzar de la mejor manera.
-     El último cambio que les dejo por hoy es el de optar por un jugo de frutas y verduras en la mañana, en vez de su desayuno habitual. Yo sé que para muchos es muy difícil, pero van a notar las diferencias. Van a sentir el cuerpo más enérgico, con más vitalidad, su digestión va a mejorar enormemente, el pelo, la piel y las uñas se verán beneficiadas también. Y muchos cambios que ustedes irán descubriendo.

La invitación está hecha! A elegir los cambios y desafiarse a ustedes mismos!

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