martes, 16 de septiembre de 2014

mi familia no es crudivegana

   Cuando uno toma decisiones importantes en la vida muchas veces quiere que todos le encuentren razón, que opinen igual y que apoyen lo que uno decide.
  Pero cuando son decisiones alimenticias, aunque uno crea fehacientemente que es por el bien de uno y de los demás, yo creo que cada cual debe ser libre de elegir.
  Hay muchas personas que llegan a viejas sin haber hecho nunca deporte, sin preocuparse de ponerse crema para el sol y sin cuidar su alimentación, como mi abuela de 89 años, que está muy bien para su edad. Así es que, aunque yo crea que el crudiveganismo es la mejor opción para mi cuerpo y mi mente, para muchos otros no es así, y tienen vidas sanas y felices también.
  Yo tengo dos hijos y un marido que me encantaría que me siguieran en todo lo que hago y decido. Pero con Nicolás hemos optado por criar a nuestros hijos en libertad, creemos que la vida debe ser libre, pero con responsabilidades y haciéndose cargo de las consecuencias de los actos.
  Es por esto que en mi casa, mientras mis hijos sean chicos y no decidan, comerán de todo. Claramente intento  que coman sano, les agrego semillas, les cocino con aceite coco, activo los frutos secos que van a comer y trato de que todas las mañanas tomen jugos verdes o de frutas.
  Pedro (de cuatro años) va al jardín, donde tienen colaciones compartidas, compañeros que le dan a probar de lo que llevan y cumpleaños donde comer un sinfín de procesados. Es un niño, es parte de una sociedad y queremos que se desenvuelva en ella con libertad. Pero se da cuenta de lo que es sano y lo que no lo es, se lo hemos inculcado. Quizás, cuando sea más grande decida comer algunas cosas y otras no, será su decisión.
  La Juana (de un año nueve meses) es alérgica alimentaria múltiple y de a poco ha ido incorporando alimentos a su dieta: proteínas, carbohidratos, frutas y verduras. Cuando tenga edad para decidir, también lo hará. Por ahora me roba la mitad de mi jugo en la mañana, le encanta el sésamo crudo en sus comidas, el coco y los mulberries en su fruta de postre.
  Nicolás toma jugo verde todas las mañanas que no sale apurado a trabajar, le encanta, y goza probando todas las recetas que yo preparo y pruebo, pero a veces las acompaña con carnes o pescado. Come sano, pero también disfruta de algunos procesados y lácteos.
  Entre los dos tenemos un acuerdo de no molestarnos el uno al otro con la alimentación, de respetarnos, y hemos logrado encontrar restoranes donde comemos felices los dos y recetas que nos gustan a ambos. Aunque muchas veces en mi casa hay menú diferente, sólo es cosa de organización y creatividad.
  No podemos pretender que todos cambien con nosotros, aunque sí podemos introducirlos en algunos pequeños cambios!

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