Son dos formas diferentes de hacer las
cosas o de tomarse la existencia, ambas súper válidas y respetables.
Desde chica, siento que todo lo pienso
dos veces, que emprendo desafíos que me van a costar, que tomo el camino cuesta
arriba para disfrutarlo y después lograr lo que me he propuesto. Soy así. La
vida, mi entorno, mis decisiones me han hecho así.
Hace quince años decidí estudiar artes
visuales. En ese momento no pensé que eso iba a significar pensar y repensar
las cosas, subir cuestas y caminar largo para lograr encontrarle sentido a mi
carrera y mis trabajos. Pero así fue. Mi investigación siempre giro entorno del
paso del tiempo, del gastar tiempo en hacer cosas que para los demás parecían
insignificantes y del perder el tiempo en pequeños actos y detalles mínimos. Me
moví entre términos como continuidad,
duración, trabajar por el gusto de trabajar, tiempo circular y tiempos
femeninos. No me arrepiento de haberme dado esa tremenda vuelta, para valorar,
desde ahí, cada acto en sí mismo, más allá de los resultados. Para disfrutar de
cada pequeño detalle.
Hace ocho años que todas las mañanas,
excepto los domingos, me levanto a correr, aunque llueva o haga calor, aunque
me haya acostado tarde o mis niños me hayan hecho pasar una mala noche… Y
ningún día me arrepiento de haber salido, de haber despertado y sentido el
cuerpo en el actuar, en el ejercitar.
Hace cuatro años y medio soy mamá, con
niños alérgicos… De nuevo decidí ponérmela difícil y tratarlos con medicina
biológica alemana y homeopatía, no hay un día que no haya contado gotitas,
partido pastillitas ni dejado de mirar el reloj para ver los horarios en que
debo darles sus remedios… Tampoco me arrepiento, los veo mejor, los veo más
sanos, los veo más fuertes. Siento que los he intoxicado menos y que sus
alergias van mejorando. La perseverancia se premia.
Junto con el nacimiento de mis hijos me
empecé a cuestionar la alimentación, de a poco fui llegando a la alimentación
viva. Recorrí un largo camino, ensayé y me equivoqué, me sentí mal, me volví a
parar. Para algunos es demasiado rebuscado, para otros es privarse de muchas
cosas, para mis es un tesoro más que he ganado en la vida.
Los invito a cuestionarse cómo son,
cómo hacen las cosas, porqué se comportan de esa manera, porqué toman
decisiones, porqué sus vidas van con ciertos rumbos. Decidir si eso es lo que
quieren o si la inercia los llevó a parar en ese punto.
Y de pasada, ahora que llegó el buen
clima, también los invito a comer más fruta, verdura y ensaladas crudas, vivas,
llenas de energía. A dejarse sorprender por cada detalle de lo que comen. No es
más difícil, no es más aburrido.
Ayer preparé esta ensalada para unas
invitadas a mi casa, desde ahí pueden hacer numerosas variaciones, se las dejo:
Ensalada
de papas (4 personas)
-
6 papas medianas
cocidas y frías
-
1 lechuga (de la que
prefieran)
-
2 puñados de rúcula
sin tallos
-
3 tomates pera
-
8 champiñones
-
2 paltas
-
½ pimiento rojo
-
hojas de albahaca
-
1 cucharada de
semillas de zapallo
-
1 cucharada de
semillas de amapola
-
aceite de oliva
(prensado en frío)
-
sal de mar
Cortar las papas en cubos y repartirlas
en 4 bowls. Luego cortar los tomates en rodajas, los champiñones en pedacitos,
las paltas y el pimiento en cubitos. Agregar estos ingredientes equitativamente
a los bowls. Picar la lechuga, la albahaca y la rúcula, y agregarla también.
Aliñar con aceite de oliva, sal de mar, semillas de amapola y
zapallo. Revolver y servir!
Exquisita
y fácil!!!
Hola!
ResponderEliminarEstoy pegada en tu pagina desde la mañana (en vez de trabajar) Es muy lindo lo que escribes y como lo escribes. Te felicito.
Saludos!
Gracias por tu comentario!!!!! Un abrazo grande!
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