martes, 21 de octubre de 2014

darse la vuelta larga

  Hay algunos que siempre andan tomando atajos y haciéndose la vida fácil… Habemos otros que, por el contrario, siempre nos damos la vuelta larga para vivir la vida y para conseguir lo que queremos.
  Son dos formas diferentes de hacer las cosas o de tomarse la existencia, ambas súper válidas y respetables.
  Desde chica, siento que todo lo pienso dos veces, que emprendo desafíos que me van a costar, que tomo el camino cuesta arriba para disfrutarlo y después lograr lo que me he propuesto. Soy así. La vida, mi entorno, mis decisiones me han hecho así.
  Hace quince años decidí estudiar artes visuales. En ese momento no pensé que eso iba a significar pensar y repensar las cosas, subir cuestas y caminar largo para lograr encontrarle sentido a mi carrera y mis trabajos. Pero así fue. Mi investigación siempre giro entorno del paso del tiempo, del gastar tiempo en hacer cosas que para los demás parecían insignificantes y del perder el tiempo en pequeños actos y detalles mínimos. Me moví entre términos  como continuidad, duración, trabajar por el gusto de trabajar, tiempo circular y tiempos femeninos. No me arrepiento de haberme dado esa tremenda vuelta, para valorar, desde ahí, cada acto en sí mismo, más allá de los resultados. Para disfrutar de cada pequeño detalle.
  Hace ocho años que todas las mañanas, excepto los domingos, me levanto a correr, aunque llueva o haga calor, aunque me haya acostado tarde o mis niños me hayan hecho pasar una mala noche… Y ningún día me arrepiento de haber salido, de haber despertado y sentido el cuerpo en el actuar, en el ejercitar.
  Hace cuatro años y medio soy mamá, con niños alérgicos… De nuevo decidí ponérmela difícil y tratarlos con medicina biológica alemana y homeopatía, no hay un día que no haya contado gotitas, partido pastillitas ni dejado de mirar el reloj para ver los horarios en que debo darles sus remedios… Tampoco me arrepiento, los veo mejor, los veo más sanos, los veo más fuertes. Siento que los he intoxicado menos y que sus alergias van mejorando. La perseverancia se premia.
  Junto con el nacimiento de mis hijos me empecé a cuestionar la alimentación, de a poco fui llegando a la alimentación viva. Recorrí un largo camino, ensayé y me equivoqué, me sentí mal, me volví a parar. Para algunos es demasiado rebuscado, para otros es privarse de muchas cosas, para mis es un tesoro más que he ganado en la vida.
  Los invito a cuestionarse cómo son, cómo hacen las cosas, porqué se comportan de esa manera, porqué toman decisiones, porqué sus vidas van con ciertos rumbos. Decidir si eso es lo que quieren o si la inercia los llevó a parar en ese punto.
  Y de pasada, ahora que llegó el buen clima, también los invito a comer más fruta, verdura y ensaladas crudas, vivas, llenas de energía. A dejarse sorprender por cada detalle de lo que comen. No es más difícil, no es más aburrido.
  Ayer preparé esta ensalada para unas invitadas a mi casa, desde ahí pueden hacer numerosas variaciones, se las dejo:

Ensalada de papas (4 personas)

-       6 papas medianas cocidas y frías
-       1 lechuga (de la que prefieran)
-       2 puñados de rúcula sin tallos
-       3 tomates pera
-       8 champiñones
-       2 paltas
-       ½ pimiento rojo
-       hojas de albahaca
-       1 cucharada de semillas de zapallo
-       1 cucharada de semillas de amapola
-       aceite de oliva (prensado en frío)
-       sal de mar

  Cortar las papas en cubos y repartirlas en 4 bowls. Luego cortar los tomates en rodajas, los champiñones en pedacitos, las paltas y el pimiento en cubitos. Agregar estos ingredientes equitativamente a los bowls. Picar la lechuga, la albahaca y la rúcula, y agregarla también.
  Aliñar con aceite de oliva, sal de mar, semillas de amapola y zapallo. Revolver y servir!
Exquisita y fácil!!!

2 comentarios:

  1. Hola!
    Estoy pegada en tu pagina desde la mañana (en vez de trabajar) Es muy lindo lo que escribes y como lo escribes. Te felicito.
    Saludos!

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