Vivimos en un mundo en que estamos
bombardeados de comida procesada, envasada, llena de colorantes, preservantes y
aditivos. Nos hacen creer que los productos son sanos o “light”, cuando es
realmente difícil creer que un yogurt que puede durar más de un mes en el
refrigerador, sea natural y lleno de propiedades increíbles, cómo los venden en
los medios.
La publicidad todo los días nos tienta
con productos nuevos, con harinas refinadas disfrazadas de “galletitas ultra
saludables”, con endulzantes creados en laboratorios que nos hacen pasar por
“naturales”, con cereales llenos de azúcar y transgénicos que son vendidos como
“el desayuno ideal”, y así un montón de cosas.
No podemos seguir intoxicándonos con
cada invento del mercado, de la industria de los alimentos, que ya poco tienen
de alimento. Tampoco debemos permitir que nuestros hijos adquieran esos hábitos
y se envenenen con esas cosas desde tan chicos.
Es por todo lo anterior que ha surgido
esta frase, en inglés, que invita a comer limpio, “eat clean”.
No se trata de seguir dietas, de contar
calorías ni de comer poco. Se trata de comer lo que el cuerpo necesita, en los
horarios en que los necesita y de acuerdo a su propio gasto energético.
Empecemos a incorporar todo aquello que
la naturaleza nos entrega, a comer apegado a sus leyes, a su ritmo y a sus
tiempos. Tenemos que dejarnos llevar por ella, gozar con cada fruto que nos
regala, con el momento preciso en que nos da esos frutos, y aprovecharlos
todos, en los distintos momentos del día, de la semana y del año.
Comamos variado, con distintos colores,
distintos sabores, hierbas, frutas, hortalizas, hojas diversas, y mezclemos
para obtener cada día un plato nuevo, para dejarnos sorprender por lo que la
naturaleza produce.
No estoy diciendo que todos seamos
vegetarianos, ni veganos, ni menos crudiveganos. Estoy invitando a comer comida
de verdad. Huevos de campo, carnes de animales que han sido criados y
alimentados en campos, con pasto (ojalá orgánico), animales que no han sido
estresados ni apurados.
De eso se trata esto de “eat clean”, de
comer alimentos de verdad, de evitar los envasados, procesados, el azúcar
blanca, los lácteos de mentira (aquellos que a estas alturas tienen muy poco de
leche y mucho de aditivos que sus nombres apenas podemos pronunciar).
Antes de que apareciera esta enorme
industria alimenticia, el ser humano se valía de la naturaleza para nutrirse,
cada temporada recurría a lo que en ese momento la tierra le ofrecía y hoy en
día las cosas distan mucho de esa realidad… Comemos tomates en toda época,
llenamos los carros en los supermercados con montones de productos que no
sabemos de donde provienen y luego, eso llena nuestro cuerpo.
Estamos creados para comer apegados a
las leyes de la naturaleza… Hagan la prueba, los invito, se sentirán más
enérgicos, mejorará su sistema inmunológico y digestivo, estarán más alerta y
con la mente más despierta… Prueben, no se arrepentirán!!!
Les dejo para esta época de verano una
receta de jugo exquisito para comenzar el día:
-
1 taza de sandía
-
1 taza de frutillas
-
1 taza de moras
-
½ taza de agua limpia
Todo a la juguera y a disfrutarlo recién hecho, en
familia!